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Debatir lo que le interesa al cubano


Cada vez que la Asamblea Nacional del Poder Popular se reúne los cubanos esperan que pase algo, que se apruebe al fin alguna ley que viene caminado con su anteproyecto y que se tomen las decisiones necesarias.

Leyes como la de Seguridad Social, que extendió la edad de jubilación, o la de la Contraloría General de la República, aprobadas por ese órgano en años precedentes tras un largo proceso de debate en el país, han tenido un impacto fuerte en la sociedad.

Pero esta vez la expectativa crece, pues los cubanos esperan decisiones que ayuden al país a atravesar la fuerte crisis económica; una situación que para quienes no viven ajenos a la realidad con los dólares que les mandan de afuera o el producto de sus inventos, es fuerte y se nota.

Medidas como el ahorro de electricidad en los sectores estatal y residencial, el seguimiento a los gastos en sectores como salud y educación, el intento de fomentar exportaciones y la sustitución de importaciones, así como la entrega de tierras en usufructo han venido poniéndose en práctica en el país.

Se han introducido experiencias como la eliminación paulatina de los comedores obreros, se han realizado estudios profundos en la asistencia Social para eliminar posibles fraudes y dejar solo a quienes la necesitan verdaderamente y se han realizado investigaciones en los centros de trabajo para detectar dónde existen plantillas infladas.

Otros necesarios reordenamientos, todos encaminados a eliminar trabas burocráticas y aumentar la eficiencia tienen lugar en los distintos sectores de una economía que necesita cambiar métodos y estilos de trabajo.

Además, se presentó la reestructuración de la división político-administrativa que concierne a cuatro provincias cubanas (La Habana, Matanzas, Pinar del Río y Guantánamo), todo con el objetivo de hacer más práctica la vida de las personas y el desarrollo económico de esas regiones.

Se ha comentado también la posible eliminación en un plazo no determinado de la libreta de abastecimientos, por las que los cubanos reciben los productos de la llamada canasta básica, así como la eliminación de ciertas gratuidades entre las que no se cuentan ni la salud ni la educación.

Estas son precisamente las principales inquietudes de los cubanos, ahora cuando los diputados que ellos eligieron discuten en Ciudad de La Habana cómo hacer más llevadera la vida de todos.

Los titulares del Diario Granma son alentadores y parece que se discute a camisa quitada sobre cómo garantizar alimentos para la población, cómo eliminar trabas, ofrecer un mejor servicio, mejorar el transporte…en fin, sobre cómo hacer que el gran engranaje que es Cuba con sus 169 municipios, funcione.

En sintonía con las urgencias del país los diputados debatieron ya los proyectos de Ley de Modificación a la División Político-Administrativa, del Código de Seguridad Vial, y el Informe de la Comisión Temporal a la Asamblea Nacional referente al examen de las quejas, solicitudes y sugerencias de la población, entre otros temas.

Expectantes los cubanos esperan decisiones y soluciones de este Quinto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura del Parlamento, confiados en que cada unas de las personas que los representan allí sabrán llevar y hacer valer el sentir y las necesidades del pueblo.

Espeleólogos de una decena de países en Matanzas

Cristales de las Cuevas de Bellamar
Cerca de 350 delegados cubanos y de una decena de países participarán en el VI Congreso de la Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe (FEALC), que tendrá lugar en la ciudad de Matanzas del 4 al 8 de agosto.


Provenientes de México, Guatemala, Honduras, Venezuela, Costa Rica, Colombia, Puerto Rico, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, este foro reunirá, según señalan sus organizadores, a la mayor representación de presidentes de sociedades adscritas a la FEALC en la historia de estos eventos.

Con el tema Espeleología y Sociedad, el congreso sesionará junto al Simposio 70 Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, en las salas del Museo Farmacéutico, la Oficina del Historiador, la casona de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas y la escuela de Arte de Nivel Medio, todas ubicadas en el casco histórico de la ciudad de Matanzas.

En siete comisiones de trabajo se debatirán cerca de 200 investigaciones sobre Espeleología General, Histórica, Paleontología y Bioespeleología, Espeleosocorro, Carsología, Geología e Hidrogeología, Informática Aplicada y Protección y Manejo del Carso.

Asisten invitados de España, Portugal, Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia, países con los que la Sociedad Espeleológica de Cuba mantiene estrechos vínculos de trabajo.

La inauguración del VI Congreso de la FEALC está previsto para el miércoles 4 de agosto  a las 4 de la tarde en el cine teatro Velasco, de la ciudad de Matanzas, y la apertura correrá a cargo del vicepresidente de la Unión Internacional de Espeleología, de su par de la FEALC y del presidente de la Sociedad en Cuba, el matancero Ercilio Vento Canosa.

Un preso cubano entre la injusticia y la enfermedad

Tras casi doce años de injusto encierro el prisionero cubano Gerardo Hernández Nordelo atraviesa uno de los peores momentos de su encarcelamiento: confinado al hueco, sin poder ver a sus abogados y padeciendo una enfermedad que es ignorada por las autoridades penitenciarias.


Gerardo no solamente está en el hueco de la prisión de Victorville, California, sino en condiciones de castigo, en una celda muy pequeña, sin ventilación, con solo un diminuto orificio en lo alto de la pared de la celda que comparte con otro cautivo. Y lo peor es que lo confinaron allí sin haber cometido indisciplinas.

Condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años, Nordelo es uno de los Cinco cubanos presos en estados Unidos por infiltrar grupos terroristas, que desde Miami planean atentados contra el pueblo cubano para desestabilizar al gobierno de la isla.  

Según comentó el presidente de la Asamblea Nacional de Poder Popular en Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada, Gerardo está padeciendo algunas dolencias físicas desde el pasado mes de abril, y aunque ha solicitado ser tratado por un médico, solo el 20 de julio le permitieron asistir a una consulta.

Al día siguiente, sin embargo, lo llevaron al hueco, a una celda de dos metros de largo por uno de ancho, donde las temperaturas superan los 35 grados Celsius. Esto a pesar de que se le diagnosticaron varios problemas y aún no tiene tratamiento.

Al parecer Gerardo tiene problemas con una bacteria que circulaba entre la población penal, con algunos casos muy graves. Aunque esto no se ha verificado, pues ni siquiera le han realizado análisis.

Gerardo ha presentado problemas también con la presión arterial. Él acaba de cumplir 45 años, una etapa de mucho riesgo para este padecimiento, sobre todo si se tiene en cuenta las condiciones difíciles en que vive y los momentos tensos porque  los que ha atravesado en este tiempo.

El caso de Nordelo es el más difícil de los Cinco, según han expresado en varias ocasiones sus familiares y abogados. Su condena no solo es la más dura, sino que no fue considerada para juicios de resentencia como la de otros tres de sus compañeros, a quienes a finales de 2009 se les redujeron las penas.

Además Gerardo no ha podido recibir en los 12 años de cárcel la visita de su esposa Adriana Pérez, a quien una y otra vez le niegan el elemental derecho de ver a su pareja, y de paso la posibilidad de tener familia.

Pero más preocupante aún es que el prisionero cubano está sin comunicación con sus abogados, justo cuando se realizan trámites de apelación. Gerardo debería estar trabajando con sus abogados en la fundamentación del habeas corpus, y sin embargo lo tienen incomunicado totalmente.

Alarcón realizó estas declaraciones en el Palacio de Convenciones de Ciudad de La Habana, donde trabajan las comisiones permanentes del Parlamento, previo al quinto período de sesiones de la séptima legislatura de ese órgano.

El dirigente cubano responsabilizó al gobierno de Estados Unidos por la salud del prisionero cubano Gerardo Hernández, quien se encuentra completamente aislado enfermo y con riesgos para su integridad física.

Mis vecinos que no ven el noticiero y Fidel


En mi cuadra, como en cualquier otra de Cuba existen vecinos que se pasan las horas pegados al televisor, pero con el DVD encendido y la novela o los muñe de importación todo el día, la noche y parte de la madrugada.

Sin ánimo de criticarlos, ellos nunca ven el Noticiero Nacional de Televisión, que según está comprobado es el espacio informativo más consumido en la isla. Así, ellos con sus hijos viven ajenos a la realidad global, solo informándose a través de la llamada “radiobemba”.


No es que sean personas anárquicas ni nada por el estilo, simplemente son amas de casa o individuos que forman parte de la economía informal, y que prefieren, según dicen ellos mismo, despejar con los disquitos que los evaden de los problemas del día a día.

Pero en resumen son gente trabajadora y decente, que te ayudan si te hace falta, son los primeros en la limpieza de la cuadra, en pelar las viandas para la caldosa del 27 de septiembre… solo que están desvinculados del trabajo formal.

Raras veces, solo cuando hay un ciclón cerca o sucede algo muy importante se conectan entonces a la realidad y ponen el noticiero, porque saben que ahí es donde mejor se pueden informar.

Pero en estos días en que Fidel ha comparecido en el espacio la Mesa Redonda, en la reunión con los embajadores en el Ministerio de Relaciones Exteriores, con los economistas o en su visita a Artemisa, mis vecinos no dejan de poner el noticiero.

Y este martes, cuando transmitieron el encuentro de Fidel con varios intelectuales cubanos en el Memorial José Martí, ellos también lo tenían puesto y a todo lo que da.

Como nunca en los cuatro años que llevo viviendo en esta cuadra en el barrio de Simpson, en Matanzas, estaba el coro de todos los televisores encendidos a la vez, y la gente en la sala, entre asombro y alegría, con la esperanza que llena a los cubanos ver y oír a Fidel.

Un Fidel claro, seguro, con voz firme; un Fidel líder, un Fidel que da seguridad y que hincha el corazón de quienes lo queremos. Un Fidel que hace que mis vecinos del DVD desechen la novela extranjera y vean el noticiero.

Mario Muñoz puso sus sueños en las manos de Fidel

Mario Muñoz , el médico del Moncada
Es un misterio para los historiadores lo que sintió Mario Muñoz Monroy, el médico del Moncada, cuando se enteró de que la acción grande iba a ocurrir el mismo día de su cumpleaños. Pero dicen que cuando, estando en Santiago de Cuba, previo al ataque, supo que había llegado la hora cero, le dijo emocionado a Fidel: Te felicito. ¡Qué fecha has escogido! ¡Hoy cumplo 41 años y los pongo en tus manos que tienes 26!


¿Quién fue Mario Muñoz, el Médico del Moncada?

Mario Muñoz nació en Colón, en la provincia de Matanzas, en 1912. Su padre fue el fotógrafo Marceliano Muñoz, de cuyo lente salieron casi todas las imágenes tomadas de la ciudad y sus alrededores por aquellos años. La posición ganada, a base de esfuerzo e ingenio por su padre, le permitió al pequeño Mario vivir una niñez y juventud holgadas.

De Marceliano heredó la preocupación y laboriosidad en el estudio. En 1934 matriculó Medicina en la Universidad de La Habana, pero esta cerró y hasta 1936 no reanudó la carrera.

En los dos años en que se vio obligado a volver a Colón Mario se integró a la lucha municipal. Cuentan que un 26 de julio también, pero de 1933, participó en la colocación de una ofrenda floral a los hermanos Álvarez, asesinados por la guardia rural durante la tiranía machadista. En la cinta de la corona podía leerse: “A los hermanos Álvarez, de tus hermanos que vengarán el crimen”.

Además, tomó parte en sabotajes como la tala y colocación de postes telefónicos sobre la vía férrea en el tramo Colón-Los Arabos, que paralizó el tránsito por algunas horas. Durante ese tiempo también escondió y distribuyó, junto a otros, la publicación Alma Máter, proporcionada por integrantes del Directorio Estudiantil Revolucionario matancero.

Al graduarse de médico en 1942, había bebido la savia del ambiente universitario en una de las etapas más ricas de la historia de Cuba. Durante la carrera lo habían apodado “el viejo”, por el precoz encanecimiento de su cabello, pero al comenzar a trabajar en Colón Mario Muñoz se ganó el sobrenombre de “berrinche”, porque, según testigos, protestaba contra todo lo mal hecho.

Cuando fue presidente del hospital San Fernando, el único de Colón por aquellos tiempos, denunció públicamente la situación deplorable en que se encontraba: desatendido, carente de médicos y medicinas, que debía tener 80 camas y nunca pasó de las 40. Pero los compañeros de oficio, manipulados por la politiquería, censuraron su conducta crítica y motivaron su renuncia a la presidencia.

Como médico fue Mario un vanguardista notable. En su clínica particular llegó a tener equipos de laboratorio, rayos X y fisioterapia, que eran lo más novedoso de la época. También imprimió un pequeño folleto didáctico titulado: “El desarrollo de los dientes del niño”, y fue el segundo en aplicar transfusiones de sangre en el municipio.

Como hombre preocupado por el desarrollo local también estuvo en la delantera. Poseyó el primer televisor de Colón y tomó una fotografía, que aún se conserva, del patrón de prueba de la transmisión televisiva inicial en Cuba. Además, participó como tesorero y gestor de la construcción del aeropuerto en las afueras de la ciudad, de donde despegó muchas veces en su avioneta particular.

El humanismo distinguía a Mario, según contaba Julio Ángel Collazo, historiador y amigo de su hermano Roberto. “No solo atendía en su consulta a los más necesitados, sino que era el primero en irse a tirar cubos de agua ante cualquier incendio, a falta de cuartel de Bomberos. Durante una inundación, ocurrida en Colón el 3 de julio del propio año 53, lo encontraron en la calle Mesa, muy cerca de su casa, con una soga, ayudando a cruzar a los que habían quedado del lado más profundo”.

Así era el Mario que liquidó todas sus deudas y encargó el cuidado de su esposa y sus dos hijas a su amigo Bartolomé Soler, antes de partir el 25 de julio de 1953 hacia Santiago de Cuba, para al otro día Asaltar la Historia.

El revolucionario comprometido

Planta de radio de Mario Muñoz
Su conexión con la ortodoxia, partido al que perteneció Fidel, comenzó en 1948, y esto se explica por su admiración hacia la figura de Eduardo Chibás y la coincidencia con sus ideas.

La mayor radicalización de su pensamiento se produce tras el suicidio de Chivás, y se completó con su reacción ante el golpe militar del 10 de marzo de 1952. Gustavo Hernández, amigo y compañero de lucha, cuenta que ese día se lo encontró temprano. Sus palabras fueron: “¿Qué te parece? ¡Ese jinete metido otra vez en Columbia! Tenemos que hacerle la vida imposible”.

Desde entonces Mario se unió al ala izquierda de la ortodoxia, en la cual despuntaba al frente un joven abogado holguinero, Fidel Castro Ruz.

De sus encuentros con Fidel se dice que fueron varios. El 23 de abril y el 4 de mayo se vieron en Colón para encargar la construcción de dos plantas de radio, que se operarían clandestinamente en La Habana.

Entre el 5 y el 15 de abril Mario y Fidel se reunieron nuevamente en Matanzas y se cree que es cuando Fidel le comunicó la preparación de la acción armada, porque al regresar a Colón le encargó a Gustavo Hernández la selección de cuatro jóvenes para comenzar su preparación física y entrenamiento en el manejo de armas. Así se formó la única célula matancera de los participantes en el asalto al cuartel Moncada.

El 25 de julio, a las seis de la mañana, el automóvil en que viajaba Fidel hacia Santiago de Cuba se detuvo en un servicentro de Colón, donde lo esperaba el médico. Se despidieron, y poco después salió este con el mismo destino, conduciendo su Chevrolet negro. Antes de llegar a Placetas recogió a Julio Reyes Cairo, otro de los matanceros atacantes al Moncada.

Dicen que las últimas palabras cruzadas con el líder de la Revolución fueron para intervenir a favor de Melba Hernández y Haydeé Santamaría. Abel Santamaría, el segundo jefe de la acción, había salido entre los primeros y sugirió a Fidel que las mujeres se quedaran en la Granjita Siboney. Fue entonces cuando Mario se interpuso para decir que las dejara ir, que él se hacía responsable.

Poco después partió hacia el hospital Saturnino Lora, uno de los puntos de ataque, acompañado de las dos mujeres. Llevaba puesta su bata de médico. Al fracasar las acciones, ellos no recibieron el aviso de retirada. Quedaron rodeados y se les ocurrió vestir a los combatientes con ropas de enfermos, pero la delación de un esbirro los condenó.

A Mario lo asesinaron en el cuartel Moncada. Manuel Prieto Alemán, uno de los forenses llamados por la tiranía para hacer el levantamiento de “los muertos en combate” relató: “Al mirar otro de los cadáveres, le vi la bata de médico. En el bolsillo tenía un carné. Lo saqué y decía: Doctor Mario Muñoz, Colegio Médico de Colón”.

Fidel en su magnífico alegato La Historia me Absolverá dice de Mario: “…un hombre generoso que hubiera atendido con la misma devoción tanto al adversario, como al amigo herido”.

Nacer, morir y hacerse eterno el mismo día

La casa natal de Mario es un museo
Mario fue ultimado el mismo día que cumplía 41 años; su hija más pequeña apenas tenía un año. Pero Fidel y sus compañeros sobrevivientes continuaron sus ideas. Todo por lo que se asaltó el Moncada fue cumplido.

La historia convirtió a Mario en el Médico del Moncada y lo hizo nombre de escuelas, de hospitales y de un aeropuerto; y en su casa-consultorio, en la ciudad de Colón, existe el Museo de los Mártires del Moncada, donde se guarda celosamente la memoria histórica de los matanceros que participaron y murieron en la heroica acción del 26 de julio de 1953.

A la altura de 2010 Mario hubiera cumplido 98 años, y de seguro pondría su vida, sus sueños, sus ideales, su humanismo y su decoro en las manos de Fidel, que ahora tiene 83.

René Fraga se iba para la Sierra

René Fraga Moreno
Declaraciones de Oneida Fraga Moreno

Cuando el 24 de julio de 1957 los esbirros de Batista mataron en Matanzas a René Fraga Moreno, su hermana Oneida tenía apenas 16 años y nunca había entrado a una funeraria. Sobrepuesta al miedo entró al recinto donde lo velaban, y fue tan fuerte la impresión que tras 53 años no lo puede olvidar.


“Recuerdo bien todo porque unos días antes unas compañeras mías de escuela fueron a mi casa, a celebrar mi cumpleaños y René dijo que no, que cuando triunfara la Revolución se me haría una buena fiesta. Eso fue el 19 de julio, el 21 se lo llevan preso y el 24 lo matan.  

“Yo llegué a la funeraria y me senté. Yo no fui capaz de verlo ni nada de eso. Y entonces llega Cuquito Dubroq (José Luis) y empezamos a hablar de cómo había sido. Me dijo: ¿ya lo viste? Y me levanta, me coge por el brazo y me dice: vamos para que lo veas.


"No quiero acordarme de aquello. Ese no era el René que yo había visto salir de mi casa. Y me dije, ¡caballero, una persona tan religiosa que le haya pasado esto, aquí no existe nada! Desde entonces yo seguí yendo a la iglesia porque mi papá me obligaba, pero siempre con esa espinita por dentro".

Nobleza y bondad

René era once años mayor que Oneida. De la infancia de su hermano ella no puede hablar, pero sí sabe que fue él quien compró su canastilla. Eso se lo contaba siempre su mamá. “Mamá estaba de parto, antiguamente eso se hacía en la casa, y como fue de pronto ella le dio el dinero a René y fue quien la compró. Yo fui creciendo y siempre lo vi con mucho cariño, porque de mis hermanos era uno de los más nobles, no porque esté muerto ni nada de eso”.

En casa de René eran siete hermanos varones y cinco hembras; René era el sexto de arriba abajo y Oneida la penúltima.

Cuenta Oneida que René se graduó en 1953 de la Escuela Normal de Matanzas, pero nunca quiso trabajar porque decía que él no daba clases para el tirano.

“En la esquina de la casa vivía Eladio Hernández, que era el superintendente de educación. Había una amistad muy grande entre ellos y mi familia, porque ellos tenían un hijo con problemas y René siempre iba y le daba vueltas (ellos vivían por Mujica y Daoiz, y nosotros vivíamos en Daoiz, entre Mujica y San Gabriel).

“Entonces Eladio llama a René para darle un aula, pero él le dice que mientras Batista esté en el poder él no trabajaba para el tirano. Nos enteramos porque Eladio se lo cuenta después a mi papá.

“Por eso solo hacía sustituciones. Él iba y trabajaba en esta escuela, en la otra, inclusive a veces ni se lo pagaban. Porque después que lo matan llegó un cheque por tres meses que nunca le habían pagado”.


A pesar de que René nunca dio clases de manera estable, sí lo hacía cuando alguien lo necesitaban. “Cuando alguna familia pobre quería que su hija entrara a la Normal y no tenían dinero para pagar, él le daba las clases, en la casa o en la Juventud Católica. Por eso la gente lo admiraban tanto, por su humildad.

“Te lo encontrabas en la calle jugando a las quimbumbias, a los bolones, y mi mamá le decía: René, ¿a ti no te da pena, tan grande jugando bolas con esos niños ahí en la calle? Y él le decía: ¡tú no te das cuenta que ellos no tienen quien juegue con ellos! Y se los llevaba para el parque.

“Esa es una de las cosas por la que le ponen al parque su nombre. Porque el guardaparques que había ahí y que lo había conocido y sabía lo que él hacía, después que triunfa la Revolución dijo, esto se va a llamar a René Fraga, y después es que se oficializa, porque papel no había ninguno.


“Otra cosa que hacía es que cuando había exámenes en la Normal, él se las agenciaba y cogía, sacaba una pizarra y escribía con letras grandes las respuestas de los problemas, sobre todo de Matemáticas, para que fijaran. Entonces cuando venía la policía él se sabía todos los recovecos y no lo podían coger”.

Cuando René termina la escuela Normal, sigue estudiando. Matricula la Escuela de Comercio para no desvincularse del estudiantado de Matanzas. Entonces estaba haciendo a la vez la Escuela de Comercio y Pedagogía en la Universidad.

Oneida no sabe si su hermano era inteligente o no. Según las notas que existen en la Universidad estas no eran buenas. “Pero como le dije a la historiadora Clara Enma, era un momento en que él estaba en su locura, en su lucha y quién así tiene tiempo para estudiar”.

Las luchas de René

Los ojos azules de Oneida, que hoy tiene 69 años, brillan y se humedecen cuando recuerda a su hermano René Fraga Moreno, quien a pesar de su modestia fue un activo combatiente de la clandestinidad en su natal Matanzas.

Cuenta Oneida que fue René quien la enseñó a planchar bien. “En mi casa se le lavaba la ropa, pero él era quien la planchaba, porque decía que solo él sabía hacerlo bien. A veces estaban con sus huelgas, acuartelados, y entonces salía a buscar algo, llegaba corriendo y me decía: plánchame el pantalón en lo que yo me baño. Una vez que yo se lo estaba planchando, cuando sale no le gusta y me dice: no es así, se plancha así. Y terminó planchándolo él.

“René era delegado de la FEU de su aula, ahí conoció a José Antonio Echeverría, a Fructuoso Rodríguez y a toda esa gente. Pero su amigo era José Luis Dubroq, que estudiaba medicina. Recuerdo que una noche cuando la cosa se fue poniendo mala, nosotros estábamos jugando lotería y llega Cuquito corriendo y se lleva a René para la cocina. Y viene René y le dice a mi mamá que le dé dinero para que Cuquito se vaya para La Habana.


“En ese momento había apagón, y mi mamá le dice: ¿cómo se va ir con este apagón? Eso fue cuando lo de Humboldt 7, y yo no sé si él estaba involucrado o andaba por aquellos alrededores, lo que sé es que René le dice a mi mamá: él tiene que llegar ahora a La Habana, tienen que verlo apearse de una guagua que no sea de La Habana. Entonces mi mamá le dio el dinero.

“Ella sabía en lo que él andaba. Por eso cuando se lo llevaron preso dijo que él no regresaba vivo. Fueron muchas cosas, una vez René sacó del bolsillo delante de ella unos bonos del 26 de Julio y los puso encima de la mesa, y entonces mi mamá le dice: mi hijo, ¿cómo tú andas con eso arriba? Entonces él sacó el rosario y le dijo que ese lo salvaba, porque él siempre andaba con el rosario en el bolsillo. Eso porque René era muy religioso, había estudiado en colegios católicos y yo le decía que iba a ser cura, pero él se burlaba.

“En otra ocasión cuando Manolito Piñeiro se va ir para la Sierra él viene buscando dinero, él casi nunca tenía dinero, porque no trabajaba. Yo cuando lo veía entrar corría detrás de él disimuladamente y me ponía a oír. Yo escuché cuando le dijo: Manolito Piñeiro (eran compañeros de estudio) se va para la sierra y está reuniendo dinero, dame para que tenga más. Y mi mamá se lo dio".


Ante todo tú tienes que ser una mujer

Cuando René estaba en sus luchas Oneida estudiaba en la escuela Superior en la ciudad de Matanzas. En el patio había una mata de palito chinos, y René cogía cartulinas, hacía cartelitos con letreros que decían: ¡Viva el 26 de julio!, ¡abajo el 10 de marzo!, ¡abajo Batista!, ¡viva la revolución!

“René me enganchaba los cartelitos en unos alambritos y me decía: ponlos en la mata de palitos chinos, pero que nadie te vea. Entonces ya a veces pedía permiso para ir al baño o para tomar agua, y lo que me ponía era a poner los cartelitos.

“Eso sí, él siempre me advirtió: el día que te cojan, tú los hiciste, porque ante todo tú tienes que ser mujer. Yo no había cumplido los 15 años. Al principio lo hacía de manera inocente, pero llegué a darme cuenta de lo que hacía.


“El que me coge es el director de la escuela, que era Pancho Pong. Yo estoy parada así, y siento que me hacen pss pss pss pss, y me dice: eso yo lo sé, porque él era revolucionario en aquel tiempo, aunque después abandonó el país. Aquí con los maestros, con ninguno hay problemas. Pero acuérdate que tú tienes compañeros aquí que son hijos de soldados y lo pueden decir en la casa. Dile al que te los da (porque aunque yo le dije que los hacía yo no me creyó) dile que aguante un poco. Y así mismo se lo dije a René: dice Pancho que te aguantes un poco.

“Y ahí se acabó la cosa. Pero hoy cada vez que armo el arbolito en mi casa cuando se acerca el fin de año me acuerdo de aquella mata de palitos chinos y los carteles que me hacía René”.


René sabía que a Fidel nadie le ganaba


Oneida Fraga  en el parque René Fraga
Oneida nunca habló abiertamente con René de nada del movimiento. Ella era muy joven y él quería protegerla, aun cuando tenían cierta complicidad.

Recuerda que “cuando mataron al hermano de Frank él llega a mi casa muy apenado porque habían matado al hermano del amigo que él había conocido en Santiago de Cuba. Todo parece indica que él conoció a Frank, pero no podía hablar de aquello.

“Solo después de su muerte Cuquito nos contó que él y René estaban esperando la orden de Frank País para irse para la sierra, porque ya estaban quemados aquí. Entonces Cuquito se acabó de quemar más, porque ya estaba haciendo demasiadas locuras en La Habana, hasta que también lo matan".


René Fraga Moreno, el combatiente del Movimiento 26 de Julio en Matanzas no pudo subir a la Sierra ni formar parte del Ejército Rebelde. Pero antes de morir Oneida lo oyó decir confiado que Fidel iba a ganar.

“Un día llega muy contento a mi casa y le dice a mi mamá: ahora sí no hay quien saque a Fidel de la Sierra. Mi mamá le dijo: ¿por qué? Porque subió uno que se conoce todas las cuevas habidas y por haber de Cuba (fue cuando subió ntonio Nuñez Jiménez subió). Ahora sí que a Fidel no lo bajan de la Sierra".

René fue asesinado por los esbirros de Batista el 24 de julio de 1957. Tenía 27 años, y como asegura su hermana, estaba convencido de que la revolución era indetenible.

Fidel bajó de la Sierra, pero triunfante, y los sueños de René se hicieron realidad. Hoy el parque a donde iba a jugar con los niños de su barrio y decenas de escuelas donde hubiera sido el mejor maestro llevan su nombre. 

El primero de enero de 1959 cuando Oneida supo que el tirano había huido su primer pensamiento fue para René, y desde entonces ha tratado de ser fiel a su recuerdo, de hacer bien las cosas, y de ser digna de aquel hermano que le arrebataron cuando casi era una niña. 

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